Synergy, tabaco y salud

julio 25, 2010

En el grupo de investigación en eHealth de bdigital no llevamos ni un año con el proyecto europeo BrainAble y acabamos de recibir otra buenísima noticia que afianza nuestra actividad en investigación para los próximos años. Nos acaban de informar que ha sido aprobado el proyecto europeo Synergy que presentamos como coordinadores junto a un equipo de gala formado por los siguientes socios:

– Fundació Privada Barcelona Digital Centre Tecnològic (coordinador)
– Biomax Informatics AG (Alemania)
– Linkcare Healthservices S.L. (España)
– Consorci Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (España)
– Karolinska Institute (Suecia)
– The Chancellor, Masters and Scholars of The University of Oxford (Reino Unido)
– The University of Birmingham (Reino Unido)
– Infermed Ltd. (Reino Unido)
– Technical University of Budapest (Hungría)

Synergy (Modelling and simulation environment for systems medicine) integrará modelos informáticos para replicar la fisiología humana, usando como caso de estudio la clase de enfermedades denominada COPD (chronic obstructive pulmonary disease) o EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). El proyecto, que pasa por la fase de negociación con la Comisión Europea en septiembre, ha conseguido 14.5 puntos sobre 15 y se ha posicionado tercero de más de 120 proyectos evaluados. Synergy se desarrollará en 36 meses y cuenta con un presupuesto de 4.6 MM de euros de los cuales 940.000 corresponden a la aportación en I+D de bdigital.

Estamos realmente de enhorabuena ya que podemos contar ahora con 3 magníficos proyectos de investigación (BrainAble, Rehabilita y Synergy) y esto es sin duda una merecida recompensa a la perseverancia del equipo de investigación en eHealth.

¡¡¡ Felicidades de nuevo, equipo !!!

Pero, ¿qué es la EPOC? Es una clase de enfermedades que se caracteriza por la presencia de liquido que causa obstrucción o limitación crónica y no completamente reversible en el flujo aéreo pulmonar. Dentro del término EPOC se incluyen fundamentalmente dos enfermedades: enfisema y bronquitis crónica. No es un tipo de enfermedad de poca relevancia. La mortalidad global de la EPOC estaba en la sexta posición con 2.2 millones de muertes en el año 1990, 5 millones de muertes en el 2004 y se prevé una tendencia en ascenso hasta la 3ª causa de muerte en el 2020. Así que por un lado trabajaremos en uno de los problemas de salud más graves que hay en el planeta, pero por otro lado, como la EPOC está causada fundamentalmente por una respuesta crónica al humo del tabaco, trabajaremos básicamente en favor de los fumadores. Y, dado que la investigación a llevar a cabo no es de tipo preventivo sino reactivo, hay mucho espacio para la controversia. Controversia porque, ante un problema como el tabaquismo, que en España causa la muerte prematura de decenas de personas al día y limita la calidad de vida de miles de personas y sus familias, muchas personas se atreven a opinar desde la más completa ignorancia.

En una democracia se pueden comprender (y compadecer) posiciones basadas en la ignorancia o la ingenuidad de personas que por falta de información, o por carencias educativas, expresan sin pudor sus opiniones respecto a factores que amenazan gravemente la calidad de vida de toda la población. La responsabilidad de opinar de forma fundamentada sólo recae en quienes se han dedicado a estudiar y analizar a fondo un problema. Si un inmueble se hunde y causa la muerte de 14 personas, los testigos, los vecinos, los transeúntes podrán opinar sobre las razones de tal desgracia. Pero a ningún arquitecto se le ocurrirá hacer un informe y opinar sobre las causas del derrumbe sin antes haber valorado a fondo los factores que hayan podido generar el problema.

Llama la atención que muchas personas no se molesten antes de opinar en conocer siquiera superficialmente los factores que han contribuido a que el consumo de una sustancia disponible desde hace milenios en América del Sur, y desde hace 500 años en Europa, se haya convertido (durante la segunda mitad del siglo XX) en la primera causa de muerte evitable. El tabaco mata a más de cinco millones de personas cada año en el mundo, el mismo número de fallecimientos que causan juntos el sida, la malaria y todas las enfermedades infantiles vacunables. En España el consumo de tabaco causa diez veces más muertes que los accidentes de tráfico, otro grave problema que, desafortunadamente, la sociedad no está exigiendo que se aborde con la seriedad y el rigor necesarios.

¿De dónde salen estos datos? En este año se cumplen cincuenta y seis años de la publicación del primer estudio que identificó al tabaquismo como la primera causa evitable de mortalidad en nuestra sociedad moderna. Las hipótesis de las que partía el profesor Richard Doll, catedrático de la Universidad de Oxford (socia del proyecto Synergy), al acometer la investigación no contemplaban esta posibilidad en absoluto. Se había observado un incremento espectacular de la mortalidad por cáncer de pulmón entre los médicos británicos, y el Dr. Doll y sus colaboradores se plantearon una serie de hipótesis como potenciales factores causales de dicho incremento. Entre otras, aventuraron como hipótesis: la contaminación industrial y el asfaltado de la mayoría de las vías públicas urbanas a mediados del siglo pasado. Sin embargo, a medida que avanzaba la investigación, fueron descartando todas las hipótesis iniciales, encontrándose con algo que no esperaban: el consumo de tabaco como principal factor causal del incremento observado en la mortalidad por cáncer de pulmón. Estamos hablando del mismo Dr. Doll que, en los años 80, contribuyó, por encargo del Gobierno español, a clarificar las causas de la lamentable epidemia de síndrome tóxico por aceite de colza desnaturalizado.

En el curso de este medio siglo de continuas investigaciones, se han ido acumulando estudios experimentales y observacionales que han logrado cuantificar de forma precisa los efectos del tabaco sobre la salud. Más de 25 millones de personas-año de observación de fumadores, ex fumadores y nunca fumadores han proporcionado una sólida evidencia científica sobre la magnitud de los riesgos asociados al consumo de tabaco. Grandes estudios de seguimiento de amplios grupos de población realizados en el Reino Unido, Estados Unidos de América, Canadá, Japón y Suecia muestran de forma consistente la magnitud del riesgo de enfermedad y muerte asociado al consumo de tabaco, la relación dosis-respuesta, el papel relevante de la edad de inicio y la duración de la exposición, así como la disminución del riesgo tras el cese del consumo. También en España, donde, por cierto, disponemos de un buen sistema de control epidemiológico, que nos permite realizar el estudio y seguimiento riguroso de las causas de morbimortalidad. El cálculo de las muertes por tabaco lo hacen los expertos en epidemiología mediante la utilización de un indicador bien conocido y estudiado, que es la fracción atribuible de mortalidad por tabaco (FAT). Este indicador representa, para cada causa de muerte, el porcentaje atribuible al tabaco. Por ejemplo, sabemos que el tabaco es causa en el hombre del 91% de las víctimas por cáncer de pulmón. Por lo tanto, si fallecieron en 1998 un total de 14.000 varones por esa enfermedad, 13.000 lo fueron a causa del tabaco. Dado que hay muchas más enfermedades relacionadas con el hábito de fumar (cáncer de laringe y de vejiga urinaria, infarto, EPOC), llegamos a un total de 56.000 víctimas en 1998, dato aceptado por el Ministerio de Sanidad, siendo la proyección de mortalidad por tabaco para 2010 de más de 60.000 víctimas. La identificación del tabaco como causa de enfermedad y muerte evitable constituye una de las evidencias más claras de la investigación biomédica, y así lo señalan todos los organismos e instituciones nacionales e internacionales relacionados con la salud.

Es lamentable que todos los argumentos utilizados con tanta ingenuidad por parte de mucha gente coincidan, sin fisuras, con los argumentos que ha utilizado desde hace 50 años la industria nacional y multinacional del tabaco en foros económicos. Sin embargo, la industria tabacalera también ha intentado influir en los foros sanitarios, financiando estudios cautivos con los que, por fortuna, no ha conseguido engañar a nadie (o casi nadie). Y durante muchos años ha intentado mantener una ficticia controversia en foros de debate social, utilizando grupos pantalla como el Club de Fumadores por la Tolerancia, u otras estrategias más sutiles, fielmente descritas en los documentos internos de las multinacionales del tabaco. Documentos recientemente desclasificados por orden judicial en Estados Unidos, que cualquier ciudadano puede consultar a través de Internet. Finalmente, es la propia sociedad quien reacciona frente a los abusos de intereses que le son ajenos, en Europa y también en Estados Unidos. Para quienes todavía no lo saben, es preciso señalar que toda la legislación estadounidense para asegurar espacios libres de humo y para limitar tímidamente la publicidad ha partido de la iniciativa y continuada presión social, reflejada en normas municipales y de algunos estados, como California. Y se ha conseguido, a pesar de la voluntad del gobierno federal, cuyo anterior presidente, el señor Bush, ha tenido en las grandes multinacionales del tabaco sus más importantes patrocinadores electorales, junto a la industria armamentística. A ver qué hace Obama, si es que hará algo.

Miles de profesionales sanitarios y proyectos como Synergy intentan mitigar un daño cuando ya es demasiado tarde. En las salas de cualquier hospital hay decenas de pacientes graves debido al tabaco. Una simple visita al hospital más cercano nos permite comprobar la dura realidad y ponerle cara a las frías estadísticas.

¿Contra quién van las leyes que regulan la publicidad, los espacios libres de humo? ¿Contra las personas que fuman? Sí, pero sobre todo contra la industria del tabaco. El tabaco es nocivo. Es el único producto que, usado de acuerdo a las instrucciones del fabricante, mata a la mitad de quienes lo consumen. Pero esto no es lo más grave. Lo peor de todo es que el tabaco es la única sustancia altamente dañina para la salud humana de la que se puede hacer promoción, incluyendo la publicidad directa e indirecta, la práctica de patrocinio, el product placement y otras muchas estrategias de promoción encubierta. Cada día dejan de fumar muchas personas: unos, al fallecer precozmente por culpa del tabaco; otros, porque están preocupados por los efectos dañinos de este consumo. Debido a estas bajas continuadas, y para mantener su negocio en España, la industria tabacalera necesita captar cada día 480 nuevos clientes entre nuestros adolescentes. Pocos adultos empiezan hoy a fumar. Son los menores de edad, de 13 a 17 años, los que lo hacen, de forma muy irracional, identificando la experimentación con el tabaco con hacerse mayores. La publicidad refuerza este proceso y vincula el tabaco a los valores juveniles (atractivo sexual, práctica deportiva, rebeldía, éxito, sofisticación). La enorme inversión en publicidad y promoción de tabaco sólo se sostiene porque la industria tabacalera considera la promoción como un factor esencial para mantener su negocio. Y sabe, además, que cuanto antes atrape a sus clientes, mayor será su fidelidad como consumidores a largo plazo.

Hace falta regular los productos de tabaco, su comercio, su promoción, su venta y su consumo. Es preciso que el Estado garantice la defensa de bienes públicos como la salud de la población y la protección de la juventud frente a prácticas indecentes, propias del liberalismo más salvaje. Es necesaria una ley que regule estrictamente la publicidad, y que asegure un incremento significativo de los precios en España. No sólo porque lo marquen las directivas de la Unión Europea, sino porque ,en todos los países donde se han adoptado, estas medidas han conseguido una disminución del consumo de tabaco entre la población más joven. Los poderes públicos tienen el mandato constitucional de proteger la salud de la población, y especialmente la de los menores (artículos 39, 43, 51 de la Constitución). No podemos seguir dejando a los más jóvenes indefensos ante las campañas millonarias de promoción del tabaco. Hay que actuar con una regulación rigurosa y efectiva, similar a la de los países de nuestro entorno.

Es igualmente necesaria y urgente una ley que proteja a toda la población de los efectos nocivos de la exposición involuntaria al humo de tabaco. La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la OMS (IARC), junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), consideran el humo ambiental de tabaco un carcinógeno: uno de los agentes causales más importantes de cáncer en el ámbito laboral, por sus características tóxicas y por la gran proporción de personas a las que afecta cuando no existe una legislación adecuada.

Necesitamos progresos democráticos, basados en el respeto y escucha de todas las posiciones. Necesitamos progresos educativos, basados en la pedagogía activa, la experimentación y la búsqueda de la evidencia. Y también progresos en el ámbito de la atención a la salud. España fue, en 1935, el primer país europeo en adoptar, «por motivos de higiene», una ley de protección de la población frente al humo de tabaco en recintos cerrados dedicados a los espectáculos públicos (cines, teatros). El puntual cumplimiento de esta ley desde entonces nos debe ayudar a entender que es posible tomar medidas adecuadas de protección frente al humo del tabaco, y que estas medidas son, además, apreciadas y respetadas por la mayoría de la población, incluso por la mayoría de las personas que fuman.

Hay personas que siguen defendiendo al tabaco intentando revestir su opinión de credibilidad poniendo en duda lo que ya nadie, ni la propia industria del tabaco, puede negar. No es presentable continuar hablando de persecución y cruzada contra los fumadores o los restaurantes o los locales nocturnos, cuando lo que se plantea es precisamente la necesidad de protección de la población (especialmente la población trabajadora). No es presentable cuestionar la estimación epidemiológica sobre causas de mortalidad. Y, en muchos casos, da igual el volumen de muertes y de sufrimiento del que se trate: cualquier persona que ha visto sufrir y morir a un familiar por cáncer de pulmón, por enfisema pulmonar, por infarto de miocardio, por cáncer de boca, podría explicar las razones éticas y morales por las cuales nuestra sociedad no debe continuar tolerando que los intereses mercantiles de una minoría sean por más tiempo la causa del sufrimiento de los ciudadanos.

La realidad es dura, como son las muertes, pero es la que es, y esconderla, negarla o frivolizarla significa, sencillamente, contribuir al mantenimiento de una inútil controversia y retrasar todavía más la superación de la epidemia del tabaquismo. Mientras, en Synergy intentaremos entender un poco más de la fisiología afectada por esta epidemia.

Diario Médico 2010

La posibilidad de reproducir
las diferentes funciones del
cuerpo humano por medio
de modelos de simulación
matemática abre grandes
expectativas no sólo en el
campo de la medicina predictiva,
sino también en la
investigación de nuevas herramientas
diagnósticas y
terapéuticas, según ha quedado
de manifiesto durante
la mesa sobre Simulación
del cuerpo humano para
una salud predictiva, que se
ha realizado durante el bdigital
Global Congress
.
El moderador de esta sesión
de trabajo, Luigi Ceccaroni,
investigador senior de
eHealth del Centro Tecnológico Barcelona Digital, ha explicado
a DIARIO MÉDICO
que este tipo de simulación,
que está en fase de investigación
y validación, permitirá
en el futuro realizar ensayos
clínicos de una forma
mucho más ágil y segura,
además de que facilitará la
optimización de los recursos
destinados a estos trabajos.
Ceccaroni ha citado un
estudio reciente en el que se
pudo comprobar que los resultados
de un ensayo clínico
con un fármaco en pacientes
durante un periodo
superior a cinco años fueron
comparables a los obtenidos
por medio de simulación
matemática en un lapso inferior a dos meses.
Estos modelos deberán
validarse en los próximos
años, pero cuando estén los
suficientemente contrastados
seguramente cambiarán
la forma en la que se investigan
los efectos de las nuevas
moléculas actualmente.
Medicina predictiva
La nueva generación de tecnología
médica de información
y comunicación representará
un gran salto cualitativo
en la medicina predictiva,
ya que las herramientas
diagnósticas y terapéuticas
ayudarán a los médicos a tomar
mejores decisiones en
la práctica clínica, según ha
quedado de manifiesto en la
mesa en la que han participado
Jésper Ténger, director
de la Unidad de Medicina
Computacional del Instituto
Karolinska, en Estocolmo
(Suecia); Miguel Ángel
González Ballester, director
de investigación de Alma IT
Sistems; y Dieter Maier, gerente
de proyectos de Biomax
Informatics AG.
Según han detallado los
ponentes, los avances que
han permitido la visualización
tridimensional de las
imágenes médicas han revolucionado
muchos de los
procedimientos diagnósticos
y terapéuticos.
González Ballester ha señalado
que actualmente la
simulación posibilita reproducir
la fisiología de diversos
órganos humanos, lo
que ha favorecido el desarrollo
de herramientas que
ayudan a planificar diferentes
cirugías.
Además, estos modelos facilitan
otros aspectos, como
el diseño de implantes, ya
que es posible simular la
función de una determinada
parte del cuerpo y, a partir
de ahí, determinar las características
óptimas de flexibilidad,
resistencia o durabilidad
con las que debe contar
el dispositivo médico.
Por su parte, Ceccaroni ha
vaticinado que en el futuro,
las guías de práctica clínica
seguramente estarán reforzadas
por modelos de simulación
matemática que ayudarán
a predecir la evolución
de cada paciente en
función de sus propias características
genéticas y fisiológicas.

Optogenética

febrero 10, 2010

La combinación de elementos ópticos y genéticos ha dado lugar a la denominada optogenética. Se trata de dispositivos que sirven para controlar la función de grupos de células. Se emplean en animales modificados genéticamente (con genes sacados de las Chlamydomonas, o sea, menos técnicamente, escoria de estanque) para que algunas de sus neuronas (las que más interesen en cada estudio concreto) se estimulen cuando se aplica luz. Este sistema permite, entre otras cosas, manipular el comportamiento sin emplear técnicas muy invasivas. Pero, ¿la optogenética funciona también en la complejidad asombrosa de un cerebro humano? ¿Y podría ser utilizada para curar las enfermedades del cerebro? El grupo de investigación de Deisseroth (en Stanford) ya ha dado respuesta positiva a la primera pregunta. Ahora hay que averiguar qué partes del cerebro necesitan ser estimuladas para curar diferentes tipos de daños cerebrales. Para esto, la optogenética es una herramienta ideal, ya que permiten que los investigadores prueben distintos tipos de neuronas para encontrar el que podría hacer que las piernas se muevan de nuevo, las manos agarren de nuevo, las caras sonrían de nuevo.

En los animales se han hecho muchos experimentos y funciona. Pero imaginemos decir a un paciente «Vamos a alterar genéticamente su cerebro mediante la inyección de virus que llevan genes sacados de escoria de estanque, y luego vamos a insertar unas fuentes de luz en su cráneo.» Probablemente va a necesitar algunos datos de seguridad muy persuasivos primero. Así que los pasos siguientes fueron la creación de un dispositivo extremadamente pequeño que no requiere cables a través del cráneo (se implanta en la superficie del cerebro, en la parte superior de la zona de control de motor) y genes de sensibilización a la luz que se inyectan en el tejido afectado de antemano. Es una cirugía mucho más fácil que la estimulación eléctrica cerebral profunda, y, si funciona, un tratamiento mucho más preciso.

Poder tratar el Parkinson y otras enfermedades del cerebro podría ser sólo el principio. La optogenética tiene un gran potencial, no sólo para el envío de información en el cerebro, sino también para extraerla. Mediante la inyección de neuronas de ratones con otro gen, que hace que las células brillen en color verde cuando se activan, los investigadores están supervisando la actividad neuronal a través del mismo cable de fibra óptica que proporciona la luz. El cable permite «escribir» a un área del cerebro y «leer» de ella al mismo tiempo: comunicación en los dos sentidos. Este potencial es una ventaja importante de la optogenética respecto a otras técnicas de interacción cerebro-ordenador, que pueden comunicar estrictamente en un solo sentido. Los implantes motores y los entornos de realidad virtual e inteligencia ambiental permiten a la gente paralizada manejar ordenadores y objetos físicos, pero son incapaces de transmitir información al cerebro. Son dispositivos de salida solamente. Por otro lado, los implantes cocleares para sordos son de entrada solamente. Envían datos al nervio auditivo, pero no hay manera de recoger la respuesta del cerebro para modular el sonido.

No importa lo bueno que se vuelvan, las prótesis de un solo sentido no pueden cerrar el bucle. En teoría, la comunicación optogenética en los dos sentidos podría dar lugar a fusiones persona-máquina en las que el cerebro realmente interactúa con la máquina, en lugar de sólo dar órdenes o sólo aceptarlas. Se podría utilizar, por ejemplo, para que el cerebro envíe órdenes de movimiento a un brazo protésico; y los sensores del brazo podrían recopilar información y enviarla de vuelta. LEDs de color azul y amarillo se encenderían y apagarían dentro de las regiones somatosensoriales alteradas genéticamente de la corteza para dar al usuario la sensación de peso, de temperatura y de textura. La extremidad robótica se sentiría como un brazo real. Por supuesto, este tipo de tecnología de cyborgs y exoesqueletos sensibles no está exactamente detrás de la esquina. Pero de repente está saltando desde el reino de la fantasía salvaje al de la posibilidad concreta.

Y todo comenzó con escoria de estanque.

Brain waves

enero 21, 2010

Detection range: 3 mm

Emission: electrical activity

Signature: amplitudes up to 200 microvolts, frequency of 1 to 30 Hz

Detection device: electric-potential sensor

Personalización cerebral. Visiones de un futuro cerebro-estimulado. Motivaciones detrás de las smart pills. Imaginad ser una persona de 55 años de Barcelona que tiene que competir con una de 26 de Mumbai. Este tipo de presiones está destinado a crecer. Siempre hay algún país más permisivo que aprobará primero los nuevos estimuladores cerebrales que se están desarrollando. Si hay una empresa con 47 oficinas alrededor del mundo y de pronto en la oficina en Singapur se comienzan a utilizar smart pills, la empresa dirá: «Vamos a pasar todas nuestras transacciones financieras a Singapur, ya que allí el uso de neuroestimuladores es legal»; y los legisladores dirán: «Bien, vamos a legalizar los neuroestimuladores aquí también.» Y entonces se empezará a debatir. Y pronto nadie dirá que no se pueden usar las smart pills. Sería como decir que no se puede utilizar el teléfono móvil porque aumenta la productividad. Si al final se decide que los neuroestimuladores funcionan y son básicamente seguros, ¿llegará un día en que su uso será obligatorio? ¿Los legisladores podrán obligar a algunas categorías de trabajadores (los médicos de urgencias, los controladores de tráfico aéreo) a tomarlos? (En realidad, la Fuerza Aérea de Estados Unidos ya pone el modafinilo a disposición de pilotos que participan en misiones largas.) La presión también puede ser más sutil: la sensación que se prueba cuando se piensa en los compañeros de trabajo jóvenes que toman Provigil para cumplir los plazos. El riesgo evidentemente es una sociedad en la que estaremos aún más sobrecargados de trabajo y tendremos que tomar drogas inteligentes para mantener el ritmo.

El uso de neuroestimuladores puede ser un asunto privado o algo común a un movimiento más amplio para el progreso humano. ¿Os preocupa pensar no tener la misma energía mental, la misma resistencia, la misma esponjosidad que recordáis haber tenido de jóvenes? Aunque la memoria es, probablemente, en su punto máximo justo después de los veinte años, pocos treintañeros se dan cuenta de un déficit. Si tenéis una novia nueve años más joven, ¿os preocupáis por un posible gap en la eficiencia mental? Seguramente queréis seguir siendo jóvenes y vigorosos y evitar convertiros en una carga en el futuro. Y no me refiero a los signos externos de la edad, sino al hecho de ser capaz de permanecer el mayor tiempo posible sano y rápido en la mente. Este es el dominio de los trans-humanistas, como el inventor y escritor futurista Ray Kurzweil. Los trans-humanistas están interesados en los robots, la criogenia y una vida muy larga; ven los límites biológicos, que muchos consideran aceptables o incluso deseables, como obstáculos frágiles a atacar y superar. Los trans-humanistas discuten estrategias para vivir más tiempo y los posibles beneficios de la neuroestimulación. Algunos se limitan a las vitaminas y los suplementos minerales. Otros toman Adderall, modafinilo o una droga llamada Piracetam. Los datos sobre los beneficios del Piracetam en personas sanas son prácticamente inexistentes, pero muchos de los que lo usan creen que favorece el flujo de sangre al cerebro.

Está claro que los neuroestimuladores tienen una utilidad práctica, pero también estéticamente pueden ser fascinantes. Es como personalizar de manera controlada y voluntaria el cerebro. Para algunas personas es importante mejorar el estado de ánimo y toman antidepresivos, pero para otra gente es más importante aumentar los caballos mentales. Se trata de una elección de conciencia. Si la década de los noventa y la actual son las de la personalización de la tecnología, la próxima será la década de la personalización del cerebro o mind hacking. Por supuesto la práctica de estimular el cerebro con la ayuda de varias drogas tiene una larga historia e incluye, antes de las prohibiciones de fumar, la cultura de la oficina como intoxicación colectiva de nicotina. Sin embargo hoy tenemos a disposición un conjunto de drogas más variopinto y complejo.

Dudas éticas sobre las drogas inteligentes. Habría quizás que procuparse si una persona toma un neuroestimulador para aprobar el examen de especialización para convertirse en, digamos, un neurocirujano, y luego dejara de usarlo. De lo contrario no veo el problema. Debemos tener una gran libertad para hacer de nuestros cuerpos y nuestras mentes lo que pensamos que es apropiado, siempre y cuando nuestras acciones no vulneren los derechos, libertades y seguridad de otros. ¿Por qué alguien debería querer poner un límite a las capacidades intelectuales de un ser humano? Especialmente en países con una sociedad y una economía basadas en el conocimiento. Pensemos en la complejidad de las tareas intelectuales que la gente necesita llevar a cabo hoy. ¡Ya no es fácil entender lo que los legisladores están haciendo! Es difícil evaluar la amplia gama de información científica, técnica y social. Si tenemos una herramienta que permite a la gente comprender el mundo con un mayor nivel de refinamiento mental, ¿cómo podemos ser prejuicialmente adversos? Me parece que es un problema que merece la pena ser debatido.

Mientras, voy a empezar a hacer uso de la neuroestimulación. Aricept, Provigil (modafinilo), Ritalin, Ampament, Minirin, Piracetam y Adderall son todos muy difíciles de encontrar en el supermercado. Comenzaré con suplementos que parecen relevantes para el funcionamiento del cerebro: néctar antioxidante de frutas rojas, Jarrow ChocoMind, 4Ever Fit Caffeine y otros que se puedan comprar en tiendas de alimentos de «salud» o por Internet. Cada mañana en el desayuno voy a tomar una mezcla con copos de avena, bayas, leche de soja, zumo de granada, semillas de lino, harina de almendras y proteínas en polvo. Todo rigurosamente vegetariano. El objetivo de esta receta es la eficiencia: un potaje para tener todo lo que se necesita, en términos de nutrición, para el cuerpo y la mente. El sabor es lo último que importa. Pero no sé por qué tiene que ser tan difícil encontrar todos estos ingredientes. De hecho vas al supermercado y los copos de avena no existen. Por no hablar de las semillas de lino. ¿Por que no existe una pizza antioxidante que se pueda cómodamente meter congelada en el horno?

Inútil preguntarse si la neuroestimulación nos hace sentir más inteligentes. Tal vez; pero no sabemos exactamente lo que significa ser más inteligente. Es una cualidad difícil de medir. La idea no es volverse expertos en el manejo de números, o recordar ciertos dígitos o una secuencia de números, sino ser capaz de mantener un estado emocional que nos lleva con placer a la labor intelectual. Sin tener que cuantificar el incremento de coeficiente de inteligencia. Los efectos de la neuroestimulación en sujetos normales se han analizado muy poco. La mayoría de los estudios publicados en revistas peer-review se centra en los efectos en pacientes con demencia, víctimas de accidentes cerebro-vasculares o de lesiones en la cabeza. De todos modos, si funciona, no es necesario esperar a la ratificación por parte de la ciencia.

Y la prohibición de los neuroestimuladores no tiene sentido. Hay demasiadas personas que los utilizan y quien los toma es generalmente una persona educada y privilegiada, que procede con cautela suficiente para no meterse en problemas. La comparación con la cirugía plástica es inevitable. En una sociedad de consumo como la nuestra, si las personas están debidamente informadas de los riesgos y beneficios de la neuroestimulación, entonces pueden tomar sus propias decisiones en términos de alteración de la mente, al igual que son capaces de decidir sobre la remodelación del cuerpo. De hecho la neurología estética, el dopaje cerebral, ya existe y no va a desaparecer. Los mismos científicos toman neuroestimuladores para escribir las propuestas de proyectos en que se basa su financiación. Al fin y al cabo, vales cuanto las ideas que has podido generar, así que mejor que sean muy interesantes, aunque impulsadas por drogas a su vez muy interesantes. Los neuroestimuladores son perfectos también para la ansiedad de competencia entre los trabajadores de oficina en una economía que tambalea. Y tienen una relación sinérgica con las tecnologías digitales, cada vez más desarrolladas: más gadgets tenemos, más nos distraemos y más necesitamos ayuda para concentrarnos. En general, la neuroestimulación no te abre las puertas de la percepción, no te hace sentir un genio. Te puede ayudar a resistir unas horas más si quieres terminar un proyecto, cuando solo deseas caerte en la cama; hace que consigas un 9 en lugar de un 8 en el examen de una asignatura donde te pasaste la mitad del tiempo enviando sms; te hace mantener viva la esperanza en algo mejor que el trabajo en el campo de la información que has encontrado después de la secundaria y que resultó ser mortalmente aburrido. Los neuroestimuladores no dan la libertad. Más bien promueven una forma de productividad nada romántica, y puramente eficientista. Y en muchos casos las drogas inteligentes se toman no tanto para quedarse despiertos hasta tarde para terminar una tarea que deberíamos haber acabado ya hace tiempo, sino para mantener la concentración, simplemente para tener ganas de trabajar más horas. Es de esperar que sea un trabajo que nos guste. Y que nos permita cambiar el mundo.